Por: Especialista Gilberto Ospina Marroquín

Integrante de la Red Socialista de Colombia

La educación es un acto de amor. Paulo Freire

A los docentes, educadores, profesores, maestros su “celebración” en este año es atípica por la crisis sanitaria, que ha alterado la vida de todos, porque en este recorrido de encerramiento somos un anillo fundamental en esta crisis, que ante la ausencia de clases en las instituciones educativas en el espacio de aprendizaje (aula) conllevó obligatoriamente a cambiar de método, hacia una estrategia virtual. La realidad concreta y las directrices ministeriales donde prima la normatividad, nos llevaron inicialmente a la incertidumbre, al camino tortuoso, la zozobra, la angustia, el miedo,  el doble del tiempo laboral, que  además desnudó una realidad en la educación, y donde los portales del ministerio de educación conllevan solo a la receptividad y acumulación de información ; sin embargo, todo esto se fue superando y un buen número de docentes en todo el territorio del país poco a poco fuimos encontrando soluciones colectivas y humanas a las necesidades de los estudiantes a través del aprovechamiento comunicativo, informacional, colaborativo, dialogo virtual, interactivo, creativo, propositivo, critico, reflexivo, demostrando que su compromiso es grande. Podemos decir que por la pandemia se instituyó una nueva cultura del aprendizaje, que no debe ser lo fundamental en la educación y no signifique el reemplazo de la relación humana entre los sujetos educativos en la escuela en perspectiva liberadora y transformadora, como lo expresaba Paulo Freire. Haciendo una parodia a la protección del covid-19: Una mano lava a la otra.

La educación en situación de emergencia[1] en el país -desde el proceso formativo y educativo de la virtualidad- está siendo llevada adelante por hombres, mujeres, integrantes de la diversidad sexual, afrocolombianos, indígenas en distintos escenarios del confinamiento con sus propios recursos:  computador personal, la conexión a internet pagada de sus propios salarios, incremento del servicio de energía,  que por un lado,  desnudó una realidad socioeconómica de la mayoría de la población en el país,  y por otro lado, que  las medidas del gobierno decretadas a cabo ante la rápida propagación del coronavirus visibiliza la inequidad en el aprendizaje por la deficiente y abismal falta de la virtualidad, conexión a internet, una sola computadora en casa o no hay padres que los apoyen, que va acompañada de la creciente desigualdad social que viven muchos estudiantes y familias fuera de los espacios de aprendizajes  (aulas).

La pandemia es global y por lo tanto está inscrita en la crisis sanitaria, social, ambiental y política-económica, en si es una crisis humanitaria abonada en la crisis del modo de producción capitalista de barbarie, que los gobernantes de los países capitalistas han querido encubrir con la pandemia del coronavirus.

El mejor reconocimiento a los educadores en su día, en el marco de la política neoliberal que se han implementado desde lo anteriores y el actual gobierno de Duque  como  es la precarización de la profesión, es resaltar de manera significativa que  una gran mayoría de  docentes venimos rescatando  el pensamiento solidario, la búsqueda de los derechos profesionales, la autoridad pedagógica, y la construcción de utopías hacia un mundo mejor. Es ser maestros y maestras con pensamiento crítico, solidario, y transformador de las prácticas pedagógicas y desde las resistencias anticapitalistas.

¡Solidaridad y Feliz del educador!

[1] Propuesta curricular de las áreas de ciencias humanas del Instituto Técnico industrial Pascual Bravo de Medellín.